Escrito por la Profesora María Nieves Tapia
Ministerio de Educación. "Aprendizaje-servicio en la educación superior". Una mirada analítica desde los protagonistas-Páginas 11 y 13-Buenos Aires, marzo 2008.
Misiones y culturas institucionales de la Educación Superior
Tradicionalmente, se adjudica a la Educación Superior tres misiones fundamentales: la docencia, la investigación y la extensión. A cada una de estas misiones suele corresponder una estructura organizativa específica, que tiende a su vez a generar una "cultura institucional" propia, no pocas veces aislada o incluso en confrontación con las demás.
Entre tantas antinomias que suelen circular por las Universidades e Institutos Superiores, probablemente una de las más antiguas sea la que contrapone a "estudiosos" con "militantes", a "extensionistas" con "científicos", a docentes que quieren promover el compromiso y la responsabilidad social con aquellos que consideran que cualquier actividad solidaria es una potencial pérdoda del tiempo indispensable para garantizar la excelencia académica.
Creemos que esta conflictiva no sólo resulta cada vez más anticuada, sino que parte de visiones extremadamente reductivas tanto de la calidad académica como de la misión social de la Educación Superior.
En los últimos años se han empleado conceptos diversos para referirse a la misión social de la Universidad. El más antiguo es seguramente el de "extensión", un término muy extendido en toda América Latina a partir de la Reforma universitaria argentina. Casi contemporáneamente surge la idea de "servicio social universitario" en México, donde desde mediados del siglo XX se llegó a instaurar como un requisito necesario para la graduación, un requisito que se está instalando también en Venezuela.
En los últimos años ha crecido la conciencia en cuanto a la responsabilidad de las Intituciones de Educación Superior de aportar su caudal de conocimientos y recursos al servicio del conjunto de la comunidad. Como afirma un documento de la UNESCO:
"La Educación Superior debe reforzar sus funciones de servicio a la sociedad, y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades, principalmente mediante un planteamiento interdisciplinario y transdisciplinario para analizar los problemas y las cuestiones planteadas" (Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI de la UNESCO, París, 1998)En esta línea, la aparición de nuevas reflexiones sobre el compromiso social de la Educación Superior ha llevado a repensar y resignificar los conceptos tradicionales de extensión y de servicio social, y se han difundido nuevos conceptos, como el de "voluntariado", "responsbailidad social universitaria" (RSU), o "desarrollo de capital social". Cada uno de estos conceptos está asociado a supuestos teóricos y también a culturas y prácticas institucionales diversas, y puede ser definido de diferente manera en distintos contextos nacionales e institucionales.Sin pretender siquiera aproximarnos a la amplitud y complejidad de esta cuestión, ni a zanjar las discusiones terminológicas, creemos que es necesario reconocer que la visión de la Universidad como una institución "socialmente responsable" enfrenta aún grandes dudas y debates, y que las Instituciones de Educación Superior hoy se encuentran a menudo en tensión entre culturas institucionales divergentes y contrapuestas. En este contexto, los debates en torno a las terminologías entendemos que son simplemente una expresión de un proceso de transición entre distintas visiones de la Educación Superior que se está desarrollando desde hace algunas décadas.A riesgo de simplificar excesivamente, me arriesgaría a decir que vivimos en este momento la tensión entre tres modelos posibles, cada uno con implicancias muy claras en cuanto a la relación entre la Universidad y la comunidad.
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