La forma en que alimentamos a un bebé desde que nace y durante el primer año de vida es clave no sólo para su salud sino, también, para s buen crecimiento. Sin embargo, el patrón alimentario de muchos niños argentinos en sus primeros doce meses de vida tiene falencias importantes: la lactancia se abandona en forma temprana; se introduce precozmente la leche comñun, en lugar de reemplazar o complementar la "teta" con leches maternizadas; se incorporan prematuramente las papillas, y muchas veces la carne y otros alimentos ricos en hierro tardíamente; y se les da yogures, purés y hasta miel antes de lo aconsejado.
Los datos surgen de un estudio realizado por la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA, que confirma resultados anteriores de la Encuesta Anual de Nutrición del Ministerio de Salud. "Encontramos que ciertos alimentos y hábitos no se implementan correctamente, algo que afecta la salud del lactante desde pequeño", explica la doctora Marina Torresani, de la UBA.
Varios factores inciden en que el modo en que alimentamos a los bebés no sea el ideal para su buen crecimiento y desarrollo. Datos oficiales sostienen que menos de la mitad de las madres le sigue dando el pecho a su hijo luego del 4º mes, y que apenas un tercio de los bebés son alimentados exclusivamente con leche materna hasta los 6 meses. Es más: sólo 2 de cada 10 mamás no pobres siguen nutriendo a su hiji con leche materna al llegar al año.
Esta realidad desatiende las recomendaciones de expertos de todo el mundo. "Sostener la lactancia hasta los 2 años protege la salud infantil y ofrece un aporte nutricional importante. Los niños de 12 a 23 meses amamantados reciben cerca del 40% del total de sus requerimientos energéticos de la leche materna", según la Organización Panamericana de la Salud.
"En el primer año de vida hay un período, entre los 4 y 7 meses, en el que los depósitos de hierro del niño disminuyen. Si se abandona la lactancia en esa etapa hay que dar una base láctea adicionada con minerales y vitaminas", explica Torresani.
Otro de los problemas es la incorporación "tardía" de la carne. Ocurre en el 8º mes, cuando la SAP recomienda sumarla entre el 6º y 7º, al menos en una de las dos comidas. Su importancia radica en el aporte de hierro de alta biodisponibilidad y de proteínas de alto valor biológico que suministra. Se pueden incluir todas las carnes y vísceras, excepto el pescado.
Otros malos hábitos tienen que ver con la incorporación temprana de ciertos alimentos. "Hasta los 6 meses no se debe dar al bebé ningún alimento que no sea la leche materna o fórmulas maternizadas", enfatiza Torresani. "Luego entre los 6 y 7 meses, hay que ir incorporando alimentos en forma gradual. El aparato digestivo del bebé madura en forma paulatina, al igual que su sistema renal. Cuando nace no está preparado para recibir sobrecarga proteica ni para digerir algunos alimentos. Recién en el segundo semestre el organismo está totalmente apto para la incorporación de otros alimentos".
Fuente: Telecom+Salud
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